No me lo preguntes,
pues ni yo sabré contestarte ni tu comprenderme,
hay deseos que se ahogan en nuestra alma de mujer,
sin que los revele mas que un suspiro;
ideas locas que se cruzan por nuestra imaginación,
sin que ose formularlas los labios,
fenómenos incomprensibles de nuestra naturaleza misteriosa,
que el hombre no puede ni aun concebir.
Te lo ruego,
no me preguntes la causa de mi dolor.
pues ni yo sabré contestarte ni tu comprenderme,
hay deseos que se ahogan en nuestra alma de mujer,
sin que los revele mas que un suspiro;
ideas locas que se cruzan por nuestra imaginación,
sin que ose formularlas los labios,
fenómenos incomprensibles de nuestra naturaleza misteriosa,
que el hombre no puede ni aun concebir.
Te lo ruego,
no me preguntes la causa de mi dolor.
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